Consiste en la aplicación de toxina botulínica en dosis muy bajitas en áreas de la cara susceptibles de formación de arrugas de expresión. Es decir, vamos a seguir inyectando el bótox en los músculos como se hace siempre pero lo haremos en pacientes que aún no tienen marcadas dichas arrugas. Buscamos prevenir la aparición de esas arrugas más que eliminarlas, y para eso usamos cantidades menores de las que se suelen utilizar habitualmente ya que la musculatura joven no está tan activa como en aquellas personas que ya tienen establecidas las arrugas de expresión.
La toxina es el tratamiento más discreto que tenemos en Clínica Áureo. Si bien es verdad que consiste en infiltraciones, son muy raros los hematomas, de forma que por norma el paciente se levanta del tratamiento y se incorpora a su vida habitual como si no hubiera pasado nada. Como decíamos en un principio, no es solo la edad la que determina la aparición de arrugas sino también los movimientos repetitivos de tus músculos faciales y la fuerza con lo que lo hacen.
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